Cuando el vino se hizo música en nuestro paladar.
Aquellos viticultores que plantaron hace 35 años Chardonnay y Syrah en homenaje a los monjes benedictinos que las trajeron en el S. XIII, nunca se imaginaron, que resultarían en vinos veganos singulares de Cariñena que, como la música, nos llegan y nos hablan de sus orígenes y autor.