EXPERIENCIA
TERRAI
En el término de Longares las variedades Garnacha y Cariñena han estado ligadas al suelo durante siglos. Sus viticultores han elevado estas uvas a la más alta expresión con Terrai. Con ellas han transmitido el cariño por su tierra durante generaciones, practicando una agricultura tradicional, sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
Pasearse por sus viñas es vivir la historia y cultura de este pueblo. Viñas viejas cultivadas en vaso de más de 30 años que dan origen a Terrai.
La Cultura
Históricamente ya se cultivaba la vid en la zona de Longares en el Siglo III antes de Cristo. Hay datadas actividades de pueblos celtiberos asentados que elaboraban vino que se consumía junto con la miel para superar los fríos inviernos de la comarca.
En el siglo XIX, el ataque de filoxera en el sur de Francia, hace que los sureños de este país recurran a la zona de Cariñena buscando pies resistentes a la enfermedad para volver a replantar sus viñedos devastados. El origen del tren de conexión se debe a la alta demanda de injertos desde Francia, expandiéndose las variedades originarias de Aragón como la Garnacha o la Mazuela (Cariñena).
La Variedad
La garnacha tinta es la variedad autóctona. Es un patrimonio único que con el proyecto Terrai queremos preservar y difundir. Ligada a Longares a lo largo de su historia ofrece la posibilidad de dar vinos diferentes gracias a los distintos Terroirs o Terruños que rodean a la villa.
96 hectáreas de garnacha de más de 30 años y una media de edad de 52, cultivadas en vaso a 600 metros de altitud.
El suelo
El terroir de la zona recoge sedimentos característicos de un antiguo torrente fluvial en el fondo del valle, mostrándose así parcelas con suelos de cantos rodados o cascajos.
En los niveles inferiores hay mezcla de arcillas y arena que hacen posible la existencia de una reserva hídrica única, y de gran importancia para estos viñedos de secano que sufren durante el año una baja pluviometría y una alta amplitud térmica entre el día y la noche.
En las zonas más altas y mesetas se observan betas de suelos más arcillosos debido a la erosión causada por el Cierzo.